La mañana ha llegado
y con ella la tarde y la noche que se precipita ya
imparable
hacia una nueva madrugada que me acoge
en su vientre
y me mece
cálida
en el olvido profundo que conduce a la creación
los sonidos para nadie lamiendo
los dinteles de las puertas
vibrando tenues en el vidrio de las ventanas
que cierran cuartos donde hay sueño
y reposo
insomnio e inquietud
las casas de los otros
el sonido amortiguado del televisor del vecino
el ruido blanco de millones de frigoríficos lavavajillas
alumbrado eléctrico
y ordenadores en stand by
camiones de basura y de limpieza que hace tiempo
hicieron imposible disfrutar
aquí
del silencio profundo y sabio
de la noche
coches
siempre coches
en lugar de grillos perforando la noche
en la habitación
a oscuras
el humo del cigarro acaricia las palabras
sobre la pantalla brillante